El secreto de una dieta sana y sabrosa es planificar las
compras y cambiar la actitud ante la verdadera necesidad de consumir dulces.
De acuerdo con la OMS, cada persona debe consumir un máximo
de 50 gramos diarios de azúcar (18 kilos anuales), pero son pocas quienes
logran organizar su dieta para no alterar ese límite. El periódico 'El País' ha
recopilado unos consejos simples para alimentarse a gusto sin perjudicar la
salud.
El poder de la fruta
No hay que despreciar el poder de la fruta ya que, muchas
veces, es capaz de 'salvar' el sabor de un plato saludable, pero no muy rico.
Por ejemplo, la corteza del limón, la lima o la naranja permite mejorar un
yogur natural o resulta útil para preparar purés en el desayuno. Además, su
azúcar no representa una amenaza para la salud, así que se puede consumir sin
afrontar ningún riesgo.
Otra recomendación útil de los especialistas es no tratar de
sustituir la fruta por zumos, porque su azúcar se metaboliza con mucha más
rapidez.
Atención y previsión
Para evitar dejarse tentar por la comida con alto contenido en azúcar que se vende por las calles o en las máquinas expendedoras es importante aprender a hacer reservas. Se puede optar por los frutos secos o las piezas de fruta que resulta sencillo llevar en cualquier lado, como los plátanos o las manzanas.
Otra costumbre útil es leer minuciosamente la etiqueta de los alimentos: no solo la información nutricional, sino también la lista de ingredientes.
Revise sus relación con el azúcar
Para reducir el consumo de azúcar hay que reconsiderar su uso y considerar que es como una hierba aromática que se utiliza poco en las recetas, aconseja el dietista Juan Revenga.
Por su parte, la nutricionista Raquel Bernácer revela que la mayoría de los postres se pueden preparar con la mitad de ese alimento sin que cambie mucho su sabor y aconseja no tomar postres, salvo en las celebraciones o durante los fines de semana, para que la dulzura sea algo especial.
En definitiva, lo más efectivo es no tener productos tentadores en casa o al alcance de la mano.
Fuente: EL Pais