Obsesión por la tecnología: La nueva adicción que preocupa a los especialistas




Las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) fueron creadas, en cierta medida, para facilitarnos la vida. Sin embargo, en ciertas ocasiones, pueden llegar a complicar bastante nuestra existencia; esto cuando se transforman en un fin por sobre un medio.


 
Sobre todo en adolescentes, Internet y las novedades tecnológicas pueden adquirir un carácter adictivo; transformándose en un instrumento prioritario de placer.
La adicción se define como una afición patológica que genera dependencia y resta libertad al ser humano; estrechando su campo de consciencia y restringiendo la amplitud de sus intereses. Lo anterior, genera una inclinación desmedida hacia determinada actividad; sin necesidad de que existan sustancias químicas de por medio.
Bajo este precepto, podemos estar de acuerdo en que, más de alguna vez, nos hemos sentido “adictamente” atraídos por la tecnología. Ahora bien, lo que diferencia una simple atracción de una adicción serían la pérdida de control y la dependencia absolutas. Quienes ocupan su celular o se conectan a internet buscando alivio al malestar emocional que experimentan si no lo hacen; son verdaderos adictos.
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La “ciberadicción”, tal como otras adicciones, genera una clara interferencia negativa en la vida de quienes la experimentan. Son comunes el aislamiento social, la ansiedad, la afectación de la autoestima, la disminución del rendimiento en distintas áreas, el desinterés por otros temas, los trastornos de conducta, el sedentarismo y la pérdida de la capacidad de control.
Por si fuera poco, abusar de las TIC genera otros riesgos asociados como lo son la mayor vulnerabilidad al acoso o la pérdida de intimidad.
Tal como en otras adicciones, quien padece una obsesión por la tecnología no será propenso a reconocerlo. Por lo mismo, es importante aprender a reconocer ciertas señales de adiccióncomo: la privación de sueño por estar conectado a la red, el descuido de otras actividades importantes, las mentiras sobre el tiempo de conexión, el aislamiento social, la excesiva irritabilidad ante la falla de conexión y/o la euforia anómala al estar conectado.
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Para prevenir este trastorno es recomendable ayudar a las personas –sobre todo, adolescentes- a comunicarse cara a cara y desarrollar un uso limitado de los aparatos tecnológicos (por ejemplo, pactar el número de horas que se podrá utilizar al día). Del mismo modo, es importante fomentar las relaciones entre personas, potenciar otras aficiones, estimular actividades en equipo o al aire libre y favorecer siempre la comunicación y el diálogo en familia.

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