Es demasiado tarde para ocultarnos de los extraterrestres

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Si una civilización superavanzada está allí fuera, es muy probable que ya sepa sobre nuestra existencia. Con base en esta premisa que, de buenas a primeras acepta que no somos los únicos seres inteligentes en el universo, un grupo de científicos está elaborando nuevos mensajes para enviar al espacio en busca de establecer contacto.


Douglas Vakoch, presidente de METI (Messaging Extraterrestrial Intelligence), en San Francisco, CA, dice que las señales enviadas hasta ahora son demasiado simplistas, tanto que seguramente resulten muy primitivas para cualquier civilización que las intercepte y, por ende, podrían no resultar fáciles de interpretar de la forma en que fueron pensadas.

«Es demasiado tarde para escondernos en el universo, por lo que solo nos queda decidir cómo queremos representarnos a nosotros mismos», dijo Vakoch a la revista Forbes. «Es posible que los extraterrestres estén esperando un indicio claro y conciso por parte de nuestra especie de que estamos listos para comunicarnos con ellos».

Su equipo en METI International ha lanzado un proyecto para elaborar mensajes ricos en información y, a la vez, lo suficientemente provocativos como para motivar una respuesta por parte de quien lo reciba. El plan es que comenzar a enviarlos al espacio a finales del año 2018, poniendo énfasis en aquellos mensajes apuntados a la matemática básica y a conceptos científicos universales.

«Lo ideal sería utilizar los transmisores poderosos de los radares planetarios, como el del radiotelescopio de Arecibo», señala Vankoch.

Es justamente a través del radiotelescopio de Arecibo que en 1974 se despachó un mensaje al espacio. El mensaje tenía una longitud de 1679 bits y fue enviado en la dirección del cúmulo de estrellas llamado M13. Este objeto celeste, situado en la dirección de la constelación de Hércules, a una distancia de unos 25.000 años luz, está formado por unas 400.000 estrellas. El mensaje, diseñado entre otros por Frank Drake y Carl Sagan, contiene información sobre la situación del Sistema Solar, de nuestro planeta y del humano.

Mensaje de Arecibo (en horizontal). Los colores fueron añadidos para destacar las diferentes partes. El mensaje original no posee información sobre colores.
Mensaje de Arecibo (en horizontal). Los colores fueron añadidos para destacar las diferentes partes. El mensaje original no posee información sobre colores.

«El mensaje de Arecibo no tenía información codificada acerca de nuestra ubicación en la galaxia, aunque cualquier extraterrestre que lo detecte sabrá que viene de nuestro sistema solar por la parte del cielo donde lo halló», explica Vakoch, cuyo mensaje ideal incluiría un mapa con la ubicación de púlsares —estrellas de neutrones que emiten radiación periódica— para que el destinatario sepa cómo definimos nuestras coordenadas galácticas».

Asimismo, el experto opina que en los nuevos mensajes deberíamos incluir una suerte de manual de instrucciones para facilitar el trabajo de decodificación a las civilizaciones del cosmos.

«Hay un montón de suposiciones que hacemos en cuanto a cómo una inteligencia no humana podría representar objetos tridimensionales en superficies de dos dimensiones. Aun si los extraterrestres se valen de imágenes, tal vez tengan un conjunto de convenciones totalmente diferentes a las nuestras», concluye.

En la entrevista publicada en Forbes, Vakoch también agrega que los mensajes necesitan ser más detallados. Por ejemplo, en lugar de enviar unos pocos detalles bioquímicos, deberíamos incluir la tabla periódica de elementos por completo.

Sin embargo, no todos los científicos están de acuerdo en proporcionar tanta información a desconocidos para luego invitarlos al living de nuestra casa, pues nada nos asegura que la civilización contactada tenga buenas intenciones.


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