Hace unos días aparecía la primera imagen de lo que será la adaptación cinematográfica de 'Ghost in the Shell'. En ella se veía a Scarlett Johansson asumiendo el papel protagonista y precisamente esa era la imagen que desataba el caos: ¿por qué una historia netamente japonesa no tenía como protagonista de procedencia asiática?
Para muchos esto es un nuevo y flagrante caso de 'whitewashing', ese fenómeno que hace que no importe a quién hay que representar en la película: quien la protagoniza son siempre actores y actrices caucásicos que para muchos desvirtúan la esencia misma de esas adaptaciones. Crítica y fans se preguntan qué está ocurriendo, pero la cosa está clara: los estudios deberían pensar menos en la taquilla y más en la historia que están contando.
Opiniones para todos los gustos
El casting o la elección del elenco que dará vida a los personajes de la historia vuelve a ser criticado por centrarse casi de forma total en actores y actrices caucásicos que no respetan el hecho de que 'Ghost in the Shell' es una historia claramente centrada en la cultura japonesa, aunque esta se sitúe en un futuro de ciencia ficción multicultural.
Es cierto que desde ese punto de vista la elección de la protagonista podría ser defendible, pero para muchos esa obsesión de Hollywood por hacer adaptaciones "blanqueadas" de todo tipo de historias con protagonistas no caucásicos es muy discutible.
Las críticas han sido tales que se ha descubierto que un estudio de efectos digitales, Lola VFX -el mismo que se encargó de 'El misterioso caso de Benjamin Button'- hizo una prueba para dotar digitalmente de facciones orientales a un actor o actriz caucásico/a que daba vida a uno de los personajes.
Algunos aseguran que la prueba se realizó sobre Johansson sin que esta diera su permiso o lo supiera, pero sea como fuere lo que sí es cierto es que el estudio reconoció que esa prueba existió pero que el resultado no fue convincente: tanto Johansson como el resto de los actores quedarían sin modificaciones digitales.
De taquillas y licencias en la historia
Estamos acostumbrados a ver cómo Hollywood y el mundo del cine en general se tome ciertas licencias a la hora de adaptar todo tipo de historias, tanto reales como ficticias. Lo que se busca es dramatizar los hechos y, al fin y al cabo, ofrecer un contenido lo más espectacular posible.
Vimos la demostración de ese hecho en una reciente representación infográficade lo mucho (o poco) que ciertas películas respetaban de historias que habían ocurrido en realidad, y ese respeto a la historia ha ido más allá con esa nueva moda por hacer castings muy discutibles.
Cierto que el mundo del cine es un gigantesco negocio y como tal está orientado totalmente a ganar dinero, pero en ese camino se empieza a desvirtuar otro de los objetivos fundamentales: contar historias. Algunos no solo critican a quienes toman decisiones en cada película, sino a los propios actores, que deberían también ser responsables a la hora de aceptar papeles en los que obviamente no encajan de una forma "natural". Más fácil decirlo que hacerlo, por supuesto.
La intención de Paramount al elegir a Johansson como protagonista es evidente:vender entradas. La jugada podría salirle bien, pero esa decisión no implica necesariamente que eso tenga que ocurrir. Como explicaban en The Guardian, ha habido varios grandes fracasos recientes que ponen en tela de juicio esa decisión de dar a actores y actrices caucásicos papeles protagonistas en los que representan a gente de otras razas y etnias.
Fue el caso de 'Pan', una película que se estima que ha perdido 150 millones de dólares respecto a su coste y en la que Rooney Mara hacía el papel protagonista. También ocurrió con 'Gods of Egypt' en la que el escocés Gerard Butler se convertía en un dios egipcio, o con 'Aloha' en la que Emma Stone se supone que tenía ascendencia hawaiana, y que fue otro fracaso en taquillas. Las estrellas de Hollywood no garantizan que esas producciones acaben siendo éxitos. La historia suele ser al final mucho más importante.
Hollywood quiere hacer dinero, no historias
Lo cierto es que la elección de esta actriz para representar el papel de la protagonista de la historia -Major Motoko Kusanagi- da pie a muchos debates. Para empezar Johansson no tiene relación conocida con la cultura japonesa -rodó 'Lost in Translation' en Tokio, y para de contar- y para muchos ese papel debería haberlo representado una actriz asiática o asiático-americana.
Curiosamente esa crítica parece provenir más del mundo occidental que de los fans en Japón, que parecen no tener tantos problemas con la elección de la protagonista. En diversos foros japoneses existen comentarios como que hace 20 años la elegida hubiera sido Milla Jovovich y bromeaban con que incluso Taylor Swift podría haber protagonizado la película, pero muchos coincidían en el hecho de que al fin y al cabo se trataba de una película de Hollywood y de que la polémica hubiera surgido incluso habiendo sido protagonizada por una actriz oriental.
Lo cierto es que el tema seguramente siga dando mucho que hablar en los próximos meses. En la reciente ceremonia de los Oscar se criticó el hecho de que todos los actores nominados fueran caucásicos. ¿Dónde está la diversidad?, se preguntaban los críticos. Pues parece que la diversidad murió. La mató la taquilla.